Favula pintada



Brunilla había dejado todos sus recuerdos adentro de un cofrecito dorado y había prometido que los dejaría allí encerrados por siempre y que recurriría a ellos solo en momentos de extrema soledad. Se estaba preparando para la gran salida de su vida, gentes nuevas decoraban todo ese camino hecho de sueñillos y de porvenires, ella sentía siempre que el futuro era mejor, o al menos mejor que el pasado y peor que el presente…. o algo así.
Sus mejores amigas no podían entender muy bien la situación, pues Brunilla estaba un poco afuera de todo y no daba señales de querer volver a entrar. Sus padres temían por su salud pues veían que la niña no dormía y que sus ojeras crecían demasiado rápido. Pero Brunilla no veía ese sufrimiento ajeno, no sentía ese dolor ni podía hacer algo en contra de aquella situación en la que estaba inmersa.
Pasaban días y la muchacha estaba cada vez mas convencida, debía permanecer la mayor cantidad de tiempo sola, pues si pudiera, si lo lograría, entonces estaría preparada para afrontar cualquier tipo de adversidad, cualquier tipo de sufrimiento.
El cofrecillo dorado de los recuerdos ya no lo abría más y cada vez miraba menos a sus raíces y sus recuerdos. Una mujer sola delante del mundo en contra de todos y con nadie, juro que me haré de hierro; estas terribles palabras repetía Brunilla todo el tiempo…. y pintaba y pintaba y pintaba y su Profe, que estaba medio del otro lado de las cosas, le decía que confiara, que se dejara llevar, que para poder pintar se necesita una presencia mental que no puede tener un loco.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola BRUNILLA!! pase por aca a leer porque se me hizo necesario se que quizas aca pueda entender mejor que onda de tu vida, y de paso no espero a que me respondas el mail me olvide de decirte en el mail........... te extraño como desde el primer dia que te mudaste!! o sea...... a morir!!

Ornela Laezza dijo...

ELIO loca...eu adorei voce....

mua

Paranoica dijo...

Tengo mi cofrecito de pasado que no es dorado, sino de cartón, de vez en cuando impide que me vuelva loco.

Vir dijo...

Yo alguna vez quise ser como Brunilla... por suerte ya no me siento así...
me gusta mucho como escribes Long Time Woman
saludos

Anónimo dijo...

Yo era un Brunillo cualquiera, hasta que me canse, y abri todos los cofres y me di cuenta de que era lo mismo. Siempre hay que tratar de que el bote no se te de vuelta del todo.